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Así mataremos el turismo 'rave'




Hace tres años, la dirección del Park Güell de Barcelona aprobó agilizar un poco la gestión y abrir el parque a los vecinos de forma gratuita.

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viajesdiarios Hace tres años, la dirección del Park Güell de Barcelona aprobó agilizar un poco la gestión y abrir el parque a los vecinos de forma gratuita. Desde entonces, los sufridos vecinos de la zona, que tienen una rave diaria en los bunkers y en prácticamente todas las avenidas y callejones del Carmel, una eterna procesión (casi siempre en tono asiático) invadiendo las calles y microbuses de Vallcarca y el Coll y un desorden inaceptable en demasiados rincones de estos barrios, así como en las antes tranquilas plazas de La Salut y Baix Guinardó, teóricamente pueden entrar en el recinto en cualquier momento (si está abierto, claro) y sin la necesita reservar boletos para avanzados

Pueden estar muy contentos, pues, con su tarjeta, personal e intransferible, que reemplaza opciones que ya eran míticas antes de la pandemia, como vacilar y convencer a los pobres vigilantes de esas puertas sitiadas con ese “yo sí tengo que pagar”. ¡Pero si soy prójimo toda la vida!” O las excusas (o no) de "vengo a pasear al perro" (hay que ir con el perro, claro) o "hago footing" (hay que entrar corriendo y a ser posible con ropa y calzado adecuados) que funcionaba para vecinos y no vecinos y hoy en día me temo que están prohibidos.

Para los no residentes, la alternativa a la tarjeta, el perro o las zapatillas es hacerse socio de Gaudir Més, lo que permite el acceso a diversas atracciones de la ciudad, además de ventajas que incluyen la puja por esas dificilísimas entradas gratuitas a poder volver a pisar el ansiado Park Güell.

Tipos de no poder disfrutar del pulmón verde que tienen frente a sus narices. Tipos a los que nadie presta atención. Consejos para tantos turistas solo para ellos, como esa tarjeta que nunca llega (solo se tramita por teléfono o por la web...) y consejos para perseguir las dudosas ventajas de Gaudir Més, se están organizando los vecinos. Al menos en Vallcarca. Ha aparecido un grafiti junto a la salida del metro que amablemente indica la supuesta dirección al parque.

Pero eso es todo, supuestamente. Porque en los últimos días también se han avistado jaurías de turistas perdidos (y agotados) en lo alto de la montaña al otro extremo de esta ciudad asediada por las obras preelectorales. Buscando a Gaudí en el Tibidabo.